Ella, una persona en todos los
aspectos posibles y existentes difícil en todos los sentidos. Es un caballo en
plena libertad, es indomable… es una persona por la cual daría lo que fuera por
tenerla siempre cerca de mí, es una persona que me aporta desde el punto máximo
de mi plena serenidad hasta el apogeo de mis locuras. Es idiota, ruda y
cabezota, a la misma vez es muy niña, pero… es mi niña, soy amante de sus
locuras y sus ganas de aprender de la vida, y yo, con ya que otro notable en
esto del amor me he vuelto fanática de enseñarle cualquier misterio de lo que
realmente debería ser prohibido. Yo que siempre he sido de comerme la cabeza y
ser a la misma vez una piedra fría se podría decir que me he vuelto caminante, caminante
del camino donde ella habita, una piedra con la que tropieza día tras día, no
hay día que no me despierte y quiera tatuarme sus pupilas en mis ojos, no hay
día que yo no me despierte y no quiera otro beso si no proviene de su boca, no
hay día… Ella podrá ser a veces celosa, muy… muy celosa, a veces es bueno, otra
sobrepasa los límites y me desgarra el alma, me arranca el pecho si yo veo que
se da la vuelta y me aparta la mirada, que mis lagrima hacen tronarse por mis
mejillas cuando veo que sus ojos me miran fríamente, ella podrá ser muchas
cosas, pero con que me llene con cada gesto, un simple abrazo, un roce de
manos, una caricia, que me abrace durmiendo… cuando hace algo así, el mundo ya
puede estallar y reventar o caer en guerra, que no voy a soltarla ni dejarla de
mirar. Creo que me estoy enamorando, la quiero sí, puedo decir abiertamente y
sin miedo a nada de que la quiero por encima de tantas cosas, ojalá y ella sea
la última chica... que sea la que se quiera quedar conmigo y nunca me quiera soltar,
por muy mal que se ponga el tiempo, por mucho que llueva o por muchas tormentas
que pasen, ni porque algún día pasemos por la desgracia que tengamos que estar
un mes sin vernos, creo que la distancia es un obstáculo y los obstáculos se
han puesto para pasarlos por encima, para sobrepasar esos límites y superarse
uno mismo, pero esta vez no hablo ni de ella, ni de mí, hablo de las dos, de
nosotras dos.
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